Al’lah Ta’ala dice en el Glorioso Corán:

«No sean como quien deshace el hilado que había realizado cuidadosamente…»

[sura Nahl, aleya 92]

Algunos comentaristas han mencionado que esta aleya fue revelada con respecto a una mujer específica que vivía en la Meca, con el nombre de Raytah. Ella era extremadamente torpe y tonta. Por lo tanto, todas las mañanas, ella y sus hijas comenzaban a hilar. Seguían hilando toda la mañana, pero cuando llegaba la hora del mediodía, ella deshacía todo el hilo que había hilado desenroscándolo y deshilándolo, e instruía a sus hijas a hacer lo mismo. De esta manera, el trabajo y el esfuerzo de toda la mañana que había hecho lo deshacía y lo perdía. [Ma'ariful Qur'an - Kandhelwi vol. 4, pág. 399]

Otros comentaristas mencionan que esta aleya no fue revelada con respecto a ninguna mujer específica. Más bien, esta aleya explica la parábola de una mujer que después de trabajar muchas horas, destruye todo el fruto de su trabajo. En esto, hay una lección para los creyentes de que no deben romper sus juramentos después de haberlos hecho. [Tafsir Ibni Kasir vol. 4, pág. 708]

Sin embargo, aunque esta aleya fue revelada con respecto a romper los juramentos y pactos, la lección más amplia que se entiende de esta aleya es general: un creyente no debe ser tan tonto como para hacer que todos sus esfuerzos se desperdicien.

El mes de ramadán acaba de pasar, y durante ese mes, cada persona se esforzó por complacer a Al’lah Ta’ala. Ya sea nuestro ayuno, Salah de Tarawih, recitación del Corán, obras de caridad, Zikr o cualquier otra forma de Ibadah que llevamos a cabo durante ese mes, todos esperábamos complacer a Al’lah Ta’ala y obtener inmensas recompensas por parte de Él.

Sin embargo, después de que uno lleva a cabo acciones rectas y obtiene la complacencia de Al’lah Ta’ala y la recompensa por parte de Él, entonces el siguiente esfuerzo es asegurarse de no perder la complacencia de Al’lah Ta’ala ni perder las recompensas que uno había ganado.

Una de las causas por las que una persona pierde las recompensas que ha ganado es por oprimir a la gente en cualquier forma que sea. En un hadiz se explica que en el Día de Quiyamah, todos aquellos a quienes uno haya oprimido en el mundo se presentarán ante Al’lah Ta’ala y presentarán su caso en contra del opresor. Algunas personas se quejarán del dinero que usurpó, otras del dolor físico que les causó, mientras que otras se quejarán del abuso verbal al que las sometió. En ese día crucial, Al’lah Ta’ala instruirá a todos estos demandantes y denunciantes a tomar las recompensas de las buenas obras del opresor en la medida en que fueron oprimidos. Por lo tanto, ante sus propios ojos (del opresor), las recompensas de sus Salah, caridad, ayuno y otras Ibadah serán quitadas por otros. [Sahih Muslim #2581]

Por lo tanto, para salvaguardar nuestras recompensas, es vital que nos aseguremos de cumplir con los derechos de todas las personas y nos abstengamos de oprimir a cualquier persona de cualquier manera.

Además, cometer pecados es otra causa que hace que una persona pierda lo que adquirió en ramadán. Al entregarse a los pecados, uno pierde el Nur especial y el resplandor del corazón que adquirió trabajando duro. A partir de entonces, cuando se pierde este Nur, uno se siente poco inclinado hacia el bien y más atraído hacia el mal. Como resultado, uno comienza a retroceder muy rápidamente, tanto que después de unos pocos días de pecado, uno percibirá oscuridad en su corazón y se dará cuenta de que su condición ahora está de vuelta a donde estaba antes de ramadán, incluso peor que antes.

Comprendámoslo de esta manera, cuando una persona está conduciendo un automóvil, para mantener el automóvil en movimiento, se requiere cierto grado de aceleración constante. Si quita el pie del pedal del acelerador, entonces el automóvil continuará desplazándose por cierto momento, impulsado por el ímpetu. Sin embargo, la inercia finalmente supera este impulso, lo que hace que el automóvil se detenga en seco.

Este mundo no es un camino recto y nivelado. Más bien, debido a las severas Fitnas y los desafíos para el Din que enfrentamos constantemente, es un camino cuesta arriba (ascendente) hasta el Yannah. Por lo tanto, en este caso, no pisar el acelerador no provocará que el coche se detenga. Más bien, dará como resultado que el automóvil ruede hacia atrás y retroceda. Por lo tanto, si no avanzamos, entonces retrocedemos, y la única forma de seguir avanzando es seguir acelerando.

En otras palabras, ahora que ramadán ha terminado, no podemos volvernos laxos ni complacientes. Más bien, debemos mantener cierto impulso mediante la continuación de las buenas obras y las buenas acciones que realizábamos en ramadán. Aunque es posible que no podamos esforzarnos tanto como lo hicimos en ramadán, esto no significa que no debamos hacer ningún esfuerzo. Incluso si hacemos un poco, pero lo hacemos con constancia y puntualidad, será de mucho agrado por Al’lah Ta’ala y hará que sigamos progresando.

Que Al’lah Ta’ala proteja nuestras recompensas y nos bendiga con el progreso de nuestro Din, Amin.

Este artículo fue publicado con la colaboración de USWATUL MUSLIMAH.
Un comentario en «Salvaguardar la Inversión»
  1. Assalamu alaikum, me parece importante la información, y oportuna, en razón a qué aveces muchos no tienen encuenta que el esfuerzo realizado en Ramadan se puede perder por cualquier motivo. Gracias.

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